Cuando mi niña sueña no vienen a visitarla príncipes ni princesas. Faltan risas y alegrías, juegos y grandes castillos, hadas que vuelan brillando, ilusiones, carcajadas y sonrojos. Mi niña no sueña bonito, como a mí gustaría. Vienen las pesadillas a llevársela a escondidas, a parajes muy extraños, cubiertos de nada y nieve, con su osito bajo el brazo, sola, sin nadie que la consuele.

Cuando mi niña sueña lanza gritos asustados que llegan a mis oídos como lanzas, sin escudos, directos a mi corazón. Sueña llorando mi niña y yo me voy a su cama, la despierto, muy despacio y me pongo a consolarla. Sus bracitos asustados me rodean con premura, ruedan sus lágrimas dulces por mi cara, las absorbo con mis labios, yo me las bebo con rabia. Pobre niña pequeñita que se despierta asustada.

Cuando mi niña sueña navega en el mar bravío que la tormenta dejó en su tierna mente de infante. Sueña gritos, sueña golpes, sueña palabras vacías, con su osito de peluche siempre a cuestas, no sea que se encuentre sola cuando llegue la luz del día. Sueña con rayos y truenos, sueña con casas sombrías, con paisajes desolados sin colores, con ojos que no la miran. Ven conmigo, mi pequeña, que yo te protegeré, como siempre he hecho hasta ahora para que no te encuentre el monstruo que destrozó tu niñez. Duerme arrullada en mi abrazo, caluroso amor de madre. Duerme escuchando mi canto que solo intenta serenarte.

No sueñes más pesadillas, niña de mi corazón, que ya no volverá el monstruo que en tu mente las creó. Ya me encargué de vencerlo, tu madre siempre fue fuerte, no volverás a estar sola, te acompañaré hasta mi muerte. Ya puedes soñar bonito, mi dulce, mi tierna niña. Sueña con hadas y magos, con castillos y princesas, con raudas carreras de coches, con conejos despistados o con casitas de fresa.

Sueña con lo que tú quieras, si es bonito, vida mía. No volverás a encontrar nunca nuestra cama, nuestra vida, nuestra alegría, vacía.