Triste, ausente y apocada era

donde la tecnología nos acerca

y nos mantiene a distancia.

 

En fría chapa, la carne se vuelve

en voces chirriantes y feas

los antiguos suspiros candorosos

de los amantes más tiernos.

 

Que se suplantaron las miradas

miradas silenciosas y largas

colgadas de las ventanas del alma

por mensajes vanos y artificiosos

sin pizca de calidez humana.

 

Tardes de espera por encontrarse

con quien, de pensar no se para

días de cafés, tartas y dulces

de fraternal contacto caudaloso

abrazos, besos y charlas

de risas, planes, bromas y penas.

 

Inexistencia de melódicas llamadas

que rompen animadas charlas

de sentir al otro cuando habla

y cuando calla, su presencia

de no estar ausente en silencio

más sentirse enmarañado

en sensaciones ajenas.

 

Era, en fin, de avanzada tecnología

pero humanidad fría y escasa.

© Isamar Cabeza

Guardar