Hay una montaña oscura de silencios
y en la penumbra habita la palabra
alumbra con la esencia de la metáfora
y desgarra los mantos de los necios

Ha decidido caminar en medio del incendio
una estela de luz se vierte con su acierto
la larga noche del olvido, tiene vértigos
es ostensible la nostalgia y sin remedio

Ronda un laberinto de sombras sin gobierno
la memoria convoca solidaria a los recuerdos
un doloroso testimonio invita a no perdernos
la tristeza dialoga en el exilio con los cuerdos

Las entrañas se alteran, aturdidas por deseos
no aceptamos la muerte de los sueños nuevos
la orfandad sin poesía es algo sumamente serio
urgencia de conciencias, sugieren los ancestros

La musa se encarna, no claudica antes de tiempo
sacude inmisericorde, estruja nuestros cuerpos
no dimite, da la cara, persiste, grita en el desierto
el poema que viene con la vida, es nuestro fuego.