No soy una estatua de piedra

por la que la vida me pase sin daño.

Mis ojos no son de cristal

sino ojos verdaderos que lloran

lágrimas de mar salada

cuando ven la maldad sobre la tierra.

No tengo un corazón de roca12

sino uno de carne y sangre

que late y se desgarra

con el desgarro de la humanidad;

Un corazón humano que late y siente

Y ama, y algunas veces, odia.

No es de seda mi piel

sino humana epidermis

que se lastima y se hiere

y por sus heridas me desangro

cuando mis ojos de no cristal

-ojos humanos que miran como humanos-

ven llorar un mundo ya roto desde siempre,

desde que el hombre es hombre.

El mundo llora su muerte

que no es una muerte verdadera

sino muchas pequeñas muertes.

Y por mucho que el mundo y yo

lloremos por el mundo mismo

el mundo, la vida, siguen…

La vida continúa aunque vaya dejando

a cada paso jirones de sí misma,

aunque muchos se queden en el camino,

aunque muchos pierdan la conciencia

Y no sepan decir ¡basta ya!

Yo humana, de rostro humano

con ojos humanos

que lloran como humanos

y corazón humano que se desgarra

Como sólo se desgarra

un corazón humano

no puedo cambiar el mundo,

no me puedo cambiar de mundo.

Seguiré llorando lágrimas humanas

-pura agua marina-

y desgarrándome y desangrándome

ante la injusticia humana

que hace del mundo, para muchos

un infierno adelantado

al infierno verdadero.

¡Dios, sal de tu escondite

y acaba con este infierno

que Tú no  has programado,

pero que de alguna manera

Tú has creado!