Durante mis primeros meses de escritor, me vanaglorié de una intensa actividad creativa. Las frases fluían y las ideas me desbordaban como una cascada. Estuve leyendo las experiencias de Miedo al folio en blanco que describían algunos autores. Lo achacaba a la falta de ingenio de “otros” que, probablemente, sean mucho mejores que yo.
Mi situación fue diferente hace unos meses. Si bien las ideas siguen en mi cabeza, el fluir de las palabras se detuvo como si el lápiz se aburriera de escribir. Lo que creé en ese tiempo fue tedioso. No fui capaz de darle personalidad a los protagonistas y mi capacidad de síntesis se esfumó.
El Miedo al folio en blanco no ha aparecido, pero las ganas de destruir decenas de horas de trabajo emergía constantemente. ¿A qué se debía? Pues lo tengo muy claro.
- Más horas de trabajo.
- Planificar una boda y una obra.
- Intentar promocionar los libros anteriores.
- Y, sobre todo, dejé de leer.
La pasión por las letras es un doble sentido. La falta de horas, minutos y segundos, me arrebató la afición que tanto amaba. Ahora, consciente de las deficiencias que me inundan, he vuelto a hacer lo que tanto me gustaba. Busco autores independientes que, como yo, agradecerán que algunos ojos se posen en su obra.
Para todos los amantes de la escritura, ánimo para la lectura.
Guardar
Veo que básicamente podemos reducir los cuatro puntos a uno solo: “tiempo”. Tiempo para leer, que es lo que nos nutre e inspira. Y tiempo para escribir, que siempre falta, como en mi caso. Yo soy de los que necesitan tranquilidad para escribir, y además reescribo el relato, como mínimo dos, tres o cinco veces hasta que me quedo satisfecho. Y a veces el agotamiento por las actividades del día hace que no surjan las palabras fluidamente, a pesar de tener la cabeza llena de ideas…
Lo de leer, no tengo problema. Lo hago en el tren, camino al trabajo.
Realmente, me gustaría tener más tiempo. No sólo para escribir, sino para descansar la cabeza. Para no pensar en nada y volver a dejar espacio a las ideas. Algún día, amigo mío. Algún día.
Cierto; es muy saludable. Pienso que debemos buscar tener esos tiempos de tanto en tanto. Aunque solo sea unos minutos al día saliendo a tomar aire fresco, o planear una salida diferente algún fin de semana. Parece mentira, pero el ritmo que normalmente llevamos incluso para hacer lo que nos gusta, es mentalmente agotador. Para mí, el silencio es reparador.
bonita reflexión, y muy cierta. los que amamos las letras nos sentimos eternamente agradecidos con la literatura, pero es cierto que hay momentos en que olvidamos lo gratificante, emocionante y adictiva que es la lectura centrando la atención en nuestras propias letras. soy de las que piensa que jamas deberíamos dejar de leer, porque el comienzo de nuestras primeras huellas en este mundo, fue gracias a las infinitas paginas que llenaron nuestra alma.
Yo redescubrí la lectura. Después de escribir, lo veo de forma diferente. Disfruto más, sin duda.