De cada diez, cuatro españoles son «inmunes a los encantos del libro». Es la conclusión principal del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2017 de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), presentado el día diez de noviembre en la Biblioteca Nacional de España (BNE). En palabras del presidente del gremio, Daniel Fernández, se trata de un balance «agridulce»: suben los índices de lectura, pero lo hacen de forma modesta. El porcentaje de lectores mayores de 14 años se sitúa en el 60%, casi tres puntos más que en 2012, y además se leen 13 libros de media al año, dos más que entonces. Sin embargo, España todavía está muy por debajo de la media europea.

Fernández también lamentó la ausencia de «lectura reposada y aislada», tal y como indican los datos. Así, en cuanto a la frecuencia de la lectura, los españoles que leen al menos una vez a la semana representan el 47,7% de la población mayor de 14 años, mientras que el número de personas que leen todos o casi todos los días ha caído del 31,2 al 29,9% con respecto a 2012.

El principal motivo esgrimido sigue siendo la falta de tiempo (47,7%), especialmente entre los 35 y los 44 años, aunque cada vez hay más personas que no se andan con rodeos: el 35,1% de los no lectores confiesa que es porque no le gusta o no le interesan los libros. Tan solo el 0,7% se queja del precio. Ante esta realidad, Fernández destacó que la irrupción de los soportes digitales no ha dejado una huella significativa en el número de lectores, algo que sí ha ocurrido, por ejemplo, con la televisión. «Mientras ahora hay más gente viendo series que en el pasado, la lectura no ha dado ese salto tan grande», se lamentó.

A pesar de los soportes digitales todavía existe un 40% de la población que admite que lee exclusivamente en papel, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que los españoles tenemos unas bibliotecas particulares con más de 200 ejemplares de media. El consumo de libros digitales ha aumentado en los últimos tiempos, aunque dista de ser la práctica mayoritaria: ha pasado del 11,7% en 2012 al 27,2% en 2017, datos que, por cierto, siguen siendo menores que los de la prensa. Sin embargo, en este contexto hay una cifra muy preocupante para el mercado: la mayoría de estas obras –el 80%– se obtienen de forma pirata.

A pesar de los avances tecnológicos, el lector se sigue fiando del boca a boca. Más de la mitad de la población afirma que llega a un nuevo libro a través de recomendaciones de amigos, familiares y compañeros. Las páginas web especializadas son responsables del 31,1% de las lecturas. Además, los datos de la FGEE confirman el fenómeno literario del año pasado: « Patria», de Fernando Aramburu, fue el libro más vendido y más leído. También confirma el gusto por la literatura nacional: entre los cinco autores más populares en España, solo Ken Follett es extranjero. Completan la lista Dolores Redondo, Carlos Ruiz Zafón, Ildefonso Falcones y el propio Aramburu.

Los datos demuestran una vez más que las mujeres leen más.

Independientemente de la edad, las mujeres siempre leen más que los hombres, con una diferencia porcentual de diez puntos. La brecha literaria entre géneros se acentúa más entre los 45 y los 54 años: ahí la diferencia es del 20%. Y también existe un cisma geográfico: mientras en Madrid el 70% de la población es lectora, en Extremadura apenas lo es la mitad. Sin embargo, entre trabajadores y parados no se muestran diferencias significativas.

Las bibliotecas sufren un fenómeno extraño: cada vez se valoran mejor, pero el uso del servicio de préstamo desciende. Solo el 32% de los españoles visitaron alguna el año pasado. De ellos, poco más de la mitad se llevó algún libro: el descenso con respecto a 2012 se cifra en un 8%. Y es que la mayoría de los usuarios acuden a estos centros para consultar libros allí mismo o simplemente a estudiar.

En España, la norma general sigue siendo comprar los obras para disfrutarlas en casa y no preocuparse por las devoluciones. De hecho, los datos muestran que el número de españoles que adquirió libros subió un 6% con respecto a 2012 hasta situarse en el 61,3%, aunque el número de ejemplares por persona descendió. Es decir: cada vez somos más los que compramos, pero adquirimos menos títulos.

Fuente consultada diario: ABC.