Cuando nadie me ve, llamo a tu puerta

y nunca estás.

Suelto un suspiro y me siento aliviada.

 

Luego, llamo al fijo para escuchar tu voz en el contestador

y me mata esa risa con la que terminas.

 

Después me escondo en el ascensor.

Cierro los ojos y me imagino andando desnuda por tu casa

mientras escribes la canción de nuestra vida.

 

Cuando nadie me ve, entro en tus sueños.

Provocando.

Y luego me suelto el pelo

deseando que, algún día, cuando abras los ojos,

no sea solo la chica de tus sueños,

sino quien se despierta a tu lado y te abraza.

[inbound_forms id=”2084″ name=”Apúntate al taller de novela y relatos online”]