Acabo de tener un pensamiento muy profundo, prácticamente abisal. En realidad, ha sido cómo una visión. Mientras tomo un baño y me sumerjo en las cristalinas aguas de este mar, ¡no sabéis a quién me he encontrado!

Qué mal está el pobre, da pena verlo. Pero la culpa no la tiene él. ¿Y quién la tiene?

La tienes tú, Kate Winslet.

Ni más ni menos que la dulce y rebolluda Kate. Lleva años intentando vendernos una historia de amor, que hace aguas. A la vista está, que acabó en el fondo del mar. Me puedes explicar ¿por qué demonios no le dejaste un trozo de tabla al chaval?

¡No! tú no. ¿Para qué? Parece que te estoy viendo, con tus armas de vulgar harpía:

“¡Ay, Leo! Te quiero. Te quiero cómo una loca sin conocimientos. Cómo solo es posible amar una vez. Con ese tipo de ceguera que nubla la vista y el entendimiento. Nunca imaginé que sería capaz de sentir algo tan profundo. Pero querido Leo, todo llega y todo pasa. ¿Qué quieres que te diga?… ¡Caprí c’est finí! Mira, yo no seré la reina del mundo, pero ¡tachan! Soy la reina de la puta tabla, así que ya puedes ir bajando y jugar a hacerte el muerto.

Tranquilo, tú ve jugando si acaso, que yo te veo desde aquí. Qué lindo eres, cariño. Qué bien juegas a todo lo que te propongo. ¿Frío, dices? anda pero qué exagerado eres. ¡Me estás defraudando! Te amilanas por nada. Oye, tienes los labios morados, ¡vaya! ni tan guapo has resultado al final, y ni siquiera sabes nadar”

Mientras tanto, en la cubierta 6D, la orquesta ajena a tormentas y hundimientos, toca un temazo acorde con los pensamientos del pasaje… How deep is your love.

Mira Kate, no te hagas ahora la viuda dolorosa. Acéptalo. Tú te dejaste querer por el chico pobre y buenorro, porque te besaba como ninguno de esos “niños ricos-bien” lo había hecho antes, pero luego pensaste… ¿Y cómo lo llevo a jugar al bridge con la tía Margarita los jueves a las cinco? no sabría coordinar la camisa con los calcetines. No es hombre para eso.  ¡Qué incorrección de novio!

¡Hija de la gran! No lo quieras tanto y explícame de una vez ¿Por qué lo dejaste caer? ¿Qué historia de amor nos querías vender? Es que no te entiendo, ni yo, ni este espectro de Di Caprio que tengo delante. Tenias que haberte ahogado tú también, ¡Qué menos! Así no se quiere, niña.

Una historia de amor es Drácula. ¿Cómo podrías comparar tu leyenda con la de este señor de las tinieblas? Un hombre que es capaz de cruzar océanos de tiempo para estar con su chica. Teniendo que chuparle el cuello a una cantidad de gentuza durante siglos, con el único fin de volverse a reencontrar con ella.

Tú, que no estuviste dispuesta ni a mojarte la cara por él. Qué clase de engañifa es esta. El amor es otra cosa. No voy a explicártelo, si no lo has conocido, no mereces saberlo.

Mira, definitivamente no pienso ver más esa peli y el Di Caprio ni te cuento. ¡Tiene un cabreo de tres pares! Por cierto, dice que te está esperando, que te verá en el próximo remake y que te va arrastrar de los pelos por la orilla de la playa.

Ah, y otra cosa, quiere que sepas que:

¡Le gustan muchísimo más las Lobas de Wall Street! ¡dónde va a parar!