BALSÁMICO AMANECER

Las sombras me circundan
con difuso y sutil alarde
y me hurtan voluntad y vida,
tras el ocaso de la tarde.

La pálida y misteriosa luna
llena mi alma de nostalgias,
la entristece y de pesar la abruma,
y entre el deseo y la lujuria
que a mi realidad engaña,
sueño que me acompaña
tu amor y tu ternura.

Esa aparente muerte
que lleva por nombre sueño,
con renovado empeño
y con segura suerte,
me atrapa al llegar la noche
y entro en la mentida calma,
con tu imagen en el alma
al musitar tu nombre.

Y mi mente ágil y fecunda,
entre frenesís enfebrecida,
cree con realidad rotunda
que tu esencia tan querida
es a mis brazos atraída;
pues mi pasión no advierte,
que es desvarío y que es locura
el ansia ilusoria de tenerte.

En la oscuridad anhelo el alba
con sus rotundas luces,
su despertar de vida
que disipan mis fantasmas
y consuelan mis heridas.

Mis fobias, mis temores,
de mi ánima se apartan
en cada amanecida.

La mañana me devuelve vida,
inmerso en los fragores
de la actividad olvidadiza.