Si te asomas a mi alma, te descubrirás a tí, acurrucada, como una niňa a la sombra de un beso, abrazada a un latido que susurra tu nombre. Si te asomas, me verás a mí, velándote y cuidando tus suspiros, y verás el mundo vestido como tú, con tu mismo peinado, con la sonrisa recién puesta y la ilusión colgando de tus ojos.
Si te asomas a mi alma y entras a otra habitación, te verás sentada, ya mujer, leyéndole la línea de la mano a una página cualquiera de un buen libro, y me verás a mí, queriéndote y mirándote a través del aroma y el humo de un café, donde mojarás las letras, y al saborearlas, pintarás silencios en tu mirada. Esa mirada tuya, sin cortinas, donde juega la luz a no ver nada, donde lo oscuro sabe a madrugada.
Te aferrarás al tiempo que se escapa, sin pasar ni siquiera por tu cara, manteniéndote intacta, como una Venus recién pintada.
Si te asomas alma mía, a mi alma, y entras a la última estancia, te sorprenderás etérea, levitando en mi palacio de palabras, con tu imperfección perfecta, compitiendo con el pan y con el agua, y consiguiendo ser más necesaria. Si te asomas te descubrirás atada, a versos que me tiemblan en la boca como me tiemblas tú en las entraňas.
Si al fin te asomas, me hallarás a mí, admirándote preciosa, y llenándote la vida de caricias,si te asomas al fin, me asomo yo contigo para verte y así poder decirte que TE QUIERO.