En el último Origen de las palabras estuvimos hablando del matrimonio. Nos quedó claro que matrimonium era el estado de la mujer casada, no el del esposo. ¿Sería “patrimonium” el estatus del hombre casado? Pues no.

El patrimonium era en tiempos de los romanos todos los bienes de la familia.

La palabra pater significaba jefe de la familia, y protector. Y la palabra monium, he podido entender que algunos expertos dicen que es latina pero viene del etrusco y son actos rituales. Otros lo traducen como algo recibido. Patrimonium era en conclusión, la herencia. Monium también estaría presente en matrimonium. En definitiva patrimonium era la herencia recibida del padre.

El pater familiae gobernaba un conjunto de personas compuesto por su mujer, hijos, parientes y esclavos. Tenía sobre todos poder de vida y muerte… Era el dueño de todos los bienes familiares y disponía libremente de ellos, quienquiera los hubiera adquirido con su trabajo, según G. Bordas.

Los romanos entendían dos tipos de herencia. Los herederos maternos eran llamados “cognados” y los paternos “agnados”. Solo se podía heredar de una de las dos ramas.

Como puede verse los términos pater y mater que nos suenan tanto a latinas, claro que lo son, pero provienen del legendario idioma indoeuropeo. La palabra bhrater, hermano (¿nos suena brother?) parece salida del mismo molde. Por otro lado la terminación en –ter nos recuerda al – dor (labrador, trabajador… ) o el –tor (sí, como Terminator) o los acabados en –teur en francés.

Palabras de la misma raiz serían, entre muchísimas,  por ejemplo, padre, patricio, patriarca, patrón, patria,  expatriado…  Precisando patriarca no nos viene del latín, sino directamente del griego. ¿No os suena a griego?

En fin, es normal que actualmente sean muchos y muchas los que intentan conseguir un patrimonio a través del matrimonio,  pero eso ya no es cuestión etimológica…

Y me dejo para el final la palabra más interesante. Júpiter. Sí,. también viene de pater. Significa algo así como padre de la luz, también Dios Padre, porque Dios significaba en origen ser de luz.

¡Qué bonito! Si no disfrutáis descubriendo estas cosas… os juro que yo sí que lo hago.

 

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