“La herida vuelve a sangrar, y una vez más grito de dolor. Reniego contra la vida, por haberte conocido a destiempo. ¡Ah, si tan solo pudiéramos volver a nacer! ¡Si apenas fuera un maldito sueño, una pesadilla! ¿De qué sirve llorarte vez tras vez?
No somos más que un buen cliché, tú el hombre con un compromiso y yo el escritor gay, que sueña con un final feliz…

Hoy me emborracho, y celebro mi derrota. A destiempo, llegué a amarte, y resuena en mi cabeza esa frase. A destiempo, y te habría amado por siempre.”