Pensaba que mi primera noche en el “Elite” iba a pasar como desapercibida, y justo fue cruzar esa puerta y sentir esa mirada en mí, era de un señor con una camisa blanca y pantalones oscuros y tomaba un coñac mientras no paraba de observarme de arriba a abajo con una lascivia que me hizo palpitar mi corazón cada vez más rápido , rápidamente le quite mi mirada y me senté en la otra punta de la barra intentando evitar cualquier contacto con ello más allá de esas miradas.
Se acercó a mi y le dijo a la camarera que me pusiera lo que pidiera pues el muy educado intentaba invitarme, recuerdo con miedo el sudor de mis manos como no podía sostener mi mirada ni articular ni siquiera una mirada de desprecio o una negativa de que se sentara a mi lado.
Rápidamente mi mirada se fijo en una alianza de su mano, pocos solteros vienen a este lugar y él no era la excepción, al fijarse en mi mirada me dijo – Si, soy casado, y obviamente mi mujer piensa que estoy encerrado en mi oficina hasta arriba de trabajo y papeleos…. mi matrimonio lleva años de capa caída y no nos replanteamos el divorcio por los niños, como si ellos no se dieran cuenta de la situación. – me dijo con aspecto burlón, no sabía si en ese momento echarme a reír diciéndole que era siempre la misma escusa de los que vienen a buscarnos aquí.
El no fue el primero de esa noche, demasiado temor debían de apreciar en mi la no experiencia ya que mis compañeras subían a las habitaciones iban y venían con hombres de diferentes edades que se sentaban en la barra buscando una nueva diversión, y llegó el, me prometí a mi misma que no daría la primera mirada pero con el era diferente, era enigmático y ese misterio me atrajo como un fuerte imán, sus ojos eran de un verde en el que entrabas y te dejabas llevar, me pregunto mis tarifas le gusto lo que ofrecía y subimos a la habitación, me beso en la mejilla de forma discreta y rodeo mi cintura con sus manos buscando la cremallera del vestido , no podía disimular como temblaba mi cuerpo , como me sudaban las manos pero cogí aire y las riendas de la situación ,quería que pasara pronto la media hora , sacó unos billetes de su cartera me dio un tímido beso y se fue.
Me volví a vestir , baje a la discoteca mirándolo todo a mi alrededor y continuo la noche, unos clientes mas , otros momentos en los que el reloj no dejaba que pasasen las horas