Han pasado los días
despacio y bajito
de lunes a lunes.

Sin pedir rescate.

Mirándome en mi espejo
desnuda bajo la ropa.

Con la manos tontas y listas,
con la mirada miope
de quien no puede ver de lejos.

He dicho frío,
para llenarme de nieve,
para que te fueras.

Pero no te me quitas de la memoria,
de la piel,
de los huesos,
de los párpados,
de los dedos,
de la garganta.

Pero no te me vas.