Observa primero a quien tienes al lado y luego, elige el camino.
A los desdichados apenas los miran.
A los afortunados le miran lo que facturan.
Los enamorados les resplandecen sus ojos.
Los traicionados, son observados como nos hace la Gioconda.
En los Cocktail partys, la ojeada es como la de la “Última Cena”.
Nunca ha coincido la mirada de un borracho con la que le hacen sus espectadores.
Las deslucidas son admiradas solo por Don Quijote.
La Sociedad ideal, solo la veía Karl Marx.
El que no peca por ignorante, no habla, observa y el que habla, trata de dirigir.
¡Esta humanidad se observa con espejuelos “Marca” Prehistóricos!

Carlos Manuel Cañizares

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