Estaba enfermo de amor, del amor  adolescente que inunda el alma por primera vez. Soñaba con  encontrarlo de nuevo en cada mujer que conocía.

Tenía un trabajo poco satisfactorio, una mujer anodina y dos hijos que ya habían pasado esa etapa poblada de “tantos granitos”, la adolescencia, entrando en la edad para formar parte del mundo laboral. Les había procurado una firme educación y los estudios necesarios que a él le habían negado, precisamente, su enfermedad. El amor le atrapó muy joven, y con la inocencia de los años cayó en la tela de araña que envuelve los sentidos y arrastra el alma sin control perdiéndose en los vericuetos del placer. “Viajaba cada vez a mayor altura” quedando ciego al mundo y sordo a sus advertencias dejándose ir por las sensaciones sin pensar en las consecuencias de sus actos. Cuando despertó del ensueño se encontró casado con una  mujer a la que no amaba y un bebé recién nacido.

Intentó ocultarlo durante muchos años y cada vez que la enfermedad le atacaba  se decía que aquello no estaba bien.

Su corazón latía alocadamente ante alguna mujer bonita; sus ojos se encendían de pasión ante la provocación de una mirada; el estómago le daba un brinco con el simple roce inocente de alguna compañera del trabajo lo que hacía “injertar”  un escalofrío de placer en su cuerpo…Y llegó a esa edad en que hombres y mujeres miramos hacia atrás y recordamos las cosas que pudimos hacer y no hicimos. Y dejó de ocultar su enfermedad, quería vivir el amor adolescente que sintió en aquellos  días en que era joven. Y quiso buscarlo en cada mujer que conociese, pero no quería hacer daño a nadie, esa no era su intención, solo satisfacer una necesidad imperiosa de ser adolescente, el eterno adolescente que siempre llevaba en su corazón. Un amigo le había hablado de internet y las posibilidades de conocer  gente que este medio ofrecía. Pensó que sería un campo adecuado para probar sus dotes de conquista y poner fin a su enfermedad. Creó un perfil atractivo  y se introdujo en el mundo de los chats. Enamoró a cuanta mujer quiso, sin control, sin obligaciones, y vivió maravillosas aventuras. Fué feliz a su manera, solo  durante algún tiempo. Alguien en “Taller de Relatos”  contó su historia y algunas de sus novias desaparecieron del mundo de internet. Pretendían ser únicas sanadoras de su enfermedad.