Ya desde la cuna, le tenían asignada para él. Un acuerdo entre los padres así lo decidió, su opinión no serviría para nada llegado el momento.
Mientras se hacía mayor,no se daba cuenta de la trascendencia de la situación e incluso se le antojaba graciosa. El no saber quién sería su futuro esposo la llevaba a imaginárselo. Joven, guapo, caballeroso…no se paró a pensar que fuera viejo y feo. Ella soñaba despierta. Su padre no le haría eso en ningún caso. Era su ojito derecho no cómo su hermana, era envidiosa y fría. No se conformaba con ser bonita, lo quería todo, lo suyo y lo de Alba.
Desde que nació ya la envidiaba, ocupó su lugar, ya no era la biña de la casa, su dulzura se volvió en su contra y su buen corazón se endureció.
Flor no sabía cómo deshacerse de su hermana y así desposarse con el joven Brayan, Alba era el único impedimento para ello.
Un día jugaban al corre que te pillo por la gran mansión, a ella ese juego no le gustaba, no era de señoritas, sin embargo a Alba le encantaba,el corretear por la casa le daba libertad. Un lazo de su enagua se soltó sin darse cuenta y lo llevaba arrastrándolo por todo el suelo. Flor se dio cuenra de ese detalke y la incitó a correr hasta la escalinata.
—¡Corre, corre que te pillo!—le gritaba.
—¡A que no, corro más que tu! ¿No lo ves?—respondía jocosa.
—Alba no re arrimes a la escalera, ¡padre dice que es peligroso!—gritaba para llamar la atención de su padre y progenitor. Vio la ocasión para pisarlo.
—¡Corre,corre quevte pillo!—No le faltó hacer nada más, Alba perdió el equilibrio cuando el lazo se tensó y cayó rodando escaleras abajo. —¡Alba, noooooo,padre! Nadie podría acusarla de matar a su hermana, fue un desafortunado accidente.Ya tenía el camino libre para casarse,lo que no sabía era que su destino también estaba escrito…