¿Por qué  tú que presumes de mil profundidades

No alejas del mundo, dolor y sinsabores?

¿Por qué tú que  atraes a ti con tanta fuerza

Nubes como montañas y alejas al horizonte

Barriendo solo de un soplo aquello que te frena?

¿Por qué tú con tanta altura y calor en un incendio

No eres capaz de destruir todo ese mal que nos doblega?

 

¿Por qué tú si en un estruendo con un rugido mueves la piel

Y entierras entre tus manos lo que te sobra, lo que te aterra,

Lo que se borra ante tus ojos con un abrir y cerrar de entre tus dedos?

 

¿ Por qué tú Universo  no has sabido crear con un aroma de malvasía

El delirio, la paz, el entusiasmo, la algarabía, el optimismo,

la exaltación de la alegría, el alborozo, el regocijo o solo  el gozo,

en cambio nos has parido desde los tiempos más ancestrales

desilusiones, desesperanzas, desánimos,

tú el mar y el maremoto,

tú el viento y el huracán, tú el fuego y la destrucción

Tú el  cataclismo y el terremoto  ……….

Aún siendo la humanidad esa hecatombe ciega con la vehemencia de una serpiente

Que arrastra bajo su estirpe, la podredumbre que lo alimenta.

padecimientos, tantas dolencias

angustias, malestar, torturas, tribulaciones,

intolerancia, este viacrucis de sacrificios.

¿ por qué en esa hondura del firmamento no has enterrado allá en los tiempos

Al que ensordece valles, paisajes, en el silencio que da la bruma

A ese que entierra sin un recuerdo cimas y nubes,

A ese que frena los mil colores que das en flor, amaneceres

en lo siniestro de lo abisal,

Que le sirviera de entierro en vida,

Que no naciera hasta encontrar

Quien lo supliera en la belleza,

Que se igualara a la beldad.

De la creación se nos negó Ser el timón de este navío

Tener en paz lecho y presente

Llevar la frente mirando al cielo

De donde fuimos el fiel reflejo

Del nacimiento de una nación,

La transparencia de una canción,

La silueta, la lejanía azul cristal

La que ilumina según los Dioses

Siendo el espejo de nebulosas

La mariposa más celestial,

El ave Fénix de la creación,

Agua marina de los eclipses

 

La huella eterna de un Dios

Que existe.

 

 

Chema Muñoz©