No te quiero por nada.
Yo te quiero por todo.

No es por tu piel de porcelana.
Ni por tus dos grandes ojos de gata.
No es por esa luz que irradias y que poco a poco me mata.
Ni por esas hermosas palabras que de tu boca emanan.
No…, no es por pensarte al despertar cada mañana.
Ni por desear besar tus entrañas,
esos labios que el placer evocan en mi sustancia.
Y no será porque sonría al contemplar tu rostro,
cuando el mundo parece roto.

Porque no te quiero por nada.
Porque yo te quiero por todo.