Solo recuerdo que era una tarde casi como cualquier otra.-Casi- El ambiente estaba impregnado de un delicioso aroma a gardenias, azahares y rosas. Las mesas que eran pocas, estaban revestidas de un color marfil que a la luz del atardecer, parecían bañadas de oro. Sobre ellas lindos arreglos de flores-Claveles blancos y con una rosa en el centro-.

Cada detalle estaba cuidadosamente planeado, sentía en el pecho ese calor característico de algo parecido a la alegría, algo perdido hacia tantos años.

¡Era todo perfecto! Como una historia de ensueño, digna de un cuento de hadas. El ocaso daba paso a la oscuridad y en el horizonte un lucero asomaba su brillo… Caía la noche.

De pronto se encendieron las farolas, comenzó la música suave y me vi frente a una mesa ricamente adornada con flores y velas.

Las estrellas estaba en lo alto y al fondo con su brillo y esplendor la protagonista de mil noches inundaba todo con su luz de plata. La luna cómplice pareciera que me daba la aprobación para lo que seguía.

En el fondo comenzó a escucharse una de las melodías más hermosas del mundo: “Hasta el final”, con el corazón lleno de júbilo voltee hacia donde estaban ellos, gallardos, guapos y con una sonrisa hermosa. Mis hijos me abrazaron y con ellos los otros tres chicos sonreían de forma que iluminaban el entorno.

-De pronto- me acerque a la mesa y el hombre que estaba al frente dirigió unas palabras hermosas a quienes estábamos reunidos ahí, entrego un bolígrafo a la persona que estaba a mi lado izquierdo y firmo un papel, no vi su cara. Quizás estaba distraída con la forma en que tomaba el bolígrafo, sus manos eran hermosas o con su aroma a cítricos y maderas.

Me entregaron el bolígrafo y al intentar colocar la rúbrica sentí un pánico enorme. ¡Era un acta de matrimonio!

¡No!-Murmure- ¡No puedo casarme contigo! ¡No sé quién eres! ¡Jamás te he visto!

Voltee a mi alrededor todos me miraban con mirada de preocupación, ellos preguntaron ¿porque no? ¡Si tú lo adoras!

Gire sobre mí y al quedar de frente a él, la oscuridad total se había hecho, en medio de la tribulación solo atine a preguntar con la cabeza hacia abajo y lágrimas en los ojos.- ¿Porque? ¿Quién eres tú?

Fue entonces que me envolvió esa fragancia característica que tanto conocía y que hacía que el corazón se acelerara: ¡Soy yo! Y te vas a ir conmigo…. Juro, que jamás había escuchado una voz tan hermosa, envolvente, recia y cálida a la vez. Solo pude responder en el pensamiento: ¡Hasta el fin del mundo!

Levante la vista para visualizar la cara de quien me tenía en sus brazos cuando de pronto sentí un frío que recorría mi espalda…Desperté…

Han pasado más de ocho años desde que me acompaña en el sueño, ocho años que deseo dormir y poder descubrir la faz de mi compañero – Es tan hermoso soñar- juro que hoy solo quiero llegar a dormir y que la mente me juegue otra vez esa partida donde soy por momentos tan feliz.

Hace un año que deje atrás la antigua vida, me he dedicado a reconstruir un poco el maltrecho pasado, alinear las cosas y enderezar un poco, tan solo un poco el destino que deseo construir.

Han sido largos los años dentro de un matrimonio cada vez más pesado que un lastre, que no deja caminar e interrumpe los pasos de quienes me rodean a veces es difícil caminar en medio de una soledad que no se ha elegido.

La noche se antoja cálida, es verano, final de agosto para ser exactos. Sí, estoy cansada y el retorno a casa será largo y tedioso, mi jefe me ha preguntado que como me iré-¡Vaya con el hombre!- como si tuviera mil opciones en un lugar que no conozco.

Se lo digo y se queda observando estupefacto, me hace una seña y me pide que espere. Lo hago mientras, observo las estrellas, en el horizonte se visualiza un hermoso lucero junto a la luna, ¡es tan hermosa!

Al regresar el hombre me dice- Anda al estacionamiento allá pregunta con quien te iras, te ha de llevar un amigo.

Eleve las manos al cielo ¡Hombres! ¡No hacen nada completo!
Después de caminar en la oscuridad sintiendo el viento tibio en la cara y disfrutando del camino lleno de claveles, rosas y limoneros en flor…Un delicioso aroma a azahares llena de armonía la noche: Llego y veo un grupo de hombres en media luna, no distingo a ninguno sus rostros, la oscuridad abraza su figura…

Doy la vuelta cual colegiala indecisa y lanzo la pregunta: perdón que interrumpa, me ha dicho Carlos que uno de ustedes me acercar a mi destino, al hacer la pregunta doy casi la media vuelta y de pronto; como si de un sueño se tratara escucho a mis espaldas una voz conocida por mí, una voz melodiosa, fuerte, que envuelve y pone en alerta todos los sentidos: “Soy yo, Y te vas a ir conmigo”…

El cuerpo se transforma en un volcán a punto de hacer erupción y en el pensamiento solo atino a contestar: “Hasta el fin del mundo”… Al colocarse a mi lado me invade esa sensación de calidez y confianza mientras aspiro ese aroma a cítricos y maderas…

Levanto la mirada con el temor de despertar con el frío en la espalda y por vez primera observo bajo la luz de la luna los ojos más hermosos y complejos que jamás imagine mirar…Y me sumerjo en un océano de verdes tonalidades que despiertan el deseo repentino y esos labios, de apariencia sedosa que dibujan una sonrisa, provocando por vez primera el deseo de besar otros labios después de muchos años…

Sentí por un momento que estaba en una de esas noches que tanto anhelaba, mas no era más un sueño, era algo muy parecido a la realidad, una realidad alterna que me invito a aprender a soñar…Hace tantas noches que las almas se acompañan, que ahora se me antoja casi irreal escuchar esa voz y respirar su aroma.

Casualidad de ensueño o destino,…El tiempo, solo el tiempo lo dirá, ahora que dejamos de ser dos completos extraños en medio de la oscuridad.

Posdata: Sus labios saben a chocolate y canela.

Claudia Santillán Velázquez.