Dos años han pasado desde la última vez. Dos años largos, amargos y grises. Dos años, en los cuales no he hecho otra cosa que pensar en ti.
En tus besos, en tus ojos, en tus caricias… Hui como un tonto que escapa de un perro dormido. No fui capaz de decirte lo mucho que te quiero y, todo lo que significas para mí.
Por eso he vuelto, porque un hombre que se llame hombre, si ama a una mujer, como yo te amo, se lo dice aunque ella pueda rechazarle.

[inbound_forms id=”2084″ name=”Apúntate al taller de novela y relatos online”]