¿Recuerdas cariño?
Yo casi no puedo ya, la neblina del tiempo me lo ha ocultado. Sólo lo consigo por retazos , pero lo que sí sé es que hubo un sol, ahora ya está muerto, apagado, porque no veo su brillo, antes quemaba cualquier mirada. Que confuso es todo, me tapo con la manta, porque tengo este frío metido en el cuerpo y no me da tregua,.
La música, que agradable viajar con ella, ni siquiera entiendo la letra , pero la música es una alfombra de Aladin, con ella se puede viajar a casi cualquier confín. Igual a los infiernos también, allí tal vez esté frío deje de torturarme, pero dicen que allí tampoco está el sol, lo hecho de menos.
La noche ésta , tan larga, tan negra, tan eterna, que me acompaña, me cansa y mina la fortaleza que una vez creí tener. Pero es que hecho tanto de menos tu rostro, esos retazos que ya no me consuelan, y los ruidos, por que no me arrebataron también eso, pero no por favor, ese ha sido un mal pensamiento, si no perdería la musica también y sólo me quedaría volverme loco.
¿Y si fuera esa la salida? Volverme loco de atar, lo mismo así podría volver a ver el sol.
Dicen que los locos son capaces de ver cualquier cosa.
Sólo tendría que inventarlo, podría ser bello inventar una locura, ¡Que locura más hermosa! ¡Ya la puedo ver!
En mi locura ésta, no tendría frío, y habría un sol brillando muy fuerte que mantuviera a raya cualquier oscuridad, alumbrando ese cielo que ya no recuerdo, azul, dicen que es azul,. Y prados, prados sin fin, cubiertos de árboles muchos más altos que mi destino, y con la hierba del verde más puro, que también brille muchísimo por supuesto, y un río donde corra el agua fuerte así como yo la oído alguna vez, y también azul y cristalina, donde al asomarte en su orilla, se pueda uno dormitar viendo la danza de las truchas, sí , quiero que sean truchas arcoiris para que también brillen, y hablando de arcoiris, también lo quiero,, enorme, colorido, al final del valle deslizándose por el cielo, entre dos montañas hermanas peinadas por la nieve y llena de ricos con sombras y claros, casa de águilas que otean desde la altura, donde el amanecer enamore a mis ojos y mi alma.
Sí… Quiero estar justo el el centro de todo esto, debajo de la sombra un gran Roble de hojas blancas, donde la brisa me traiga lo cantos de los risueñores, siempre me dijeron que era árboles hermosos, mágicos y cubiertos de misterio nunca los pude ver, pero ahora si, porque estoy loco.También querré los prados llenos de animales, cómo si fuera la sábana Africana, pero donde no hubiera violencia, donde, todos ellos lucieran su magnificencia,. Y el río… el río tiene que llegar al mar, y que con sus olas embravecidas lo coja de la mano para hacerlo eternamente suyo, mientras los albatros y las aguilas planean testigos de ello, si… querré conocer a las ballenas y sus danzas en el agua blanqueada por la espuma de sus aletas, quiero verme rodeado de delfines y ver a alguna sirena vestida de canción, y en el horizonte las velas henchidas de viento de un vergantil pirata en busca de su suerte de viejos marineros., Si, ésta es una buen locura.
Vaya, que fastidio.
Suena la llave girando en la cerradura, su locura se desmonta igual de rauda con que llega de nuevo la oscuridad, la echaré de menos.
Marina, ya sube las escaleras,.
-¡Cariño! , ¿cariño, ya te has levantado dormilón?, Traigo pan recién hecho, ¿lo hueles?, ya se que si… ya seque si. –
-Claro que lo huelo, es lo que mejor hago, oler y palpar cosas.
Le respondo tratando de que mi voz suene alegre, la quiero tanto…
– ¿Quieres una tostadita con el café? –
Me dice con su infinita paciencia.
-Por supuesto, de ti lo quiero todo, ya sabes que siempre me aprovecho de ti y no podría decir que no a tu café, el mejor café que he olido y probado.
Le respondo riéndome, pero la tos irrumpe entre la risa, y me la entrecortada, maldito frío, me hace temblar.
Oigo el suspiro de Marina, ella también lo sabe, lo sabemos los dos, pero de eso no hablamos, se que a veces llora, lo hace cuando cree que yo no la puedo oír, pero mi oído es más fino de lo que ella sospecha, y la oigo, sus sollozos entrecortados. No la merezco, nunca la merecí, pero así fue, desde niños, su carita llena de pecas y sus ojitos de miel, fue lo último que vi, y ahora solo me quedan retazos de su carita,, y ella ya hace mucho tiempo que no me deja acariciar su rostro, da igual, para mi siempre será ella, y ha de ser verdad eso que dicen. Que Dios no te quita nada sin darte algo igual de valioso a cambio.
A mi Dios me quito la luz de la vista pero a cambio me dio a Marina.
Y ella ha sido siempre mi más maravillosa locura de atar…

Fran Rubio Varela ©Noviembre 2018.

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