—La verdad, no aguanto al guaperas que han traído hoy de invitado al ‘De luxe’, dándose esos aires de macho alfa y creyéndose el hombre más seductor del mundo. Pero… ¿tú lo has visto, Luis? ¿Luis? —… lo voy a despertar y, tal vez, sea peor. Si se molesta, en realidad tampoco me importa, para eso lo hago. Aunque me guste un montón el Sálvame, estar solo unas pocas horas juntos y que se duerma viendo la tele… ¡ya le vale!…

—¡Umm… Sí, sí. Claro, es imbécil!… —qué querrá Carmen que le diga. Se empeña en ver programas de cotilleo. ¡Investigación periodística lo llamaron! desde luego engreídos son, seguro. Como para no dormirse. No los soporto. Bueno, yo creo que Carmen estaba tan metida en lo que gritaban unos y otros que ni se enteró de mi cabezadita.

—Mi amor, cómo no les importa vender así su vida. Mira que cobran dinerales pero soltar esas intimidades —parece que no le ha sentado mal. Mejor. Estoy deseando que se dé cuenta de que ya ha transcurrido medía hora, y aunque hace rato que me quedé en ropa interior, él ni se ha quitado la camisa aún. Reconozco que ni el mullido colchón ni la tele encendida ayudan. Ahora con la publi me voy a levantar y prepararé algo de beber que lo anime…—.¿No te apetece tomar algo? ¿Te hago un gin-tonic? Tengo una sed tremenda —espero que al menos este minibar tenga hielo. Si encima de bebérmelo sin lima no puedo ponerle unos cubitos será un auténtico caldo…

—Haz uno y lo tomamos los dos ¿te parece? —ahora que ya no está en la cama, voy a cambiar de canal y si se enfada, que se enfade. Aquí hemos venido a otra cosa, los minutos vuelan y no la veo entusiasmada…

—No hay hielo. ¿Lo pides al servicio de habitaciones? También que traigan lima o limón, ¿vale? —… ¡pero bueno, no ha cogido el mando y ha puesto el tenis! Me parece muy bien que Nadal sea número uno pero yo también lo debería ser… —.¿Qué, vamos a ver el tenis el rato que nos queda? —estoy por vestirme e irme. ¡Qué poca delicadeza!

—Solo era un momento, para ver como va… es la final —o sea, escuchar al engreído de Jorge Javier hablar mal de unos y otros, no importa. Mira que me pongo la chaqueta y el pantalón y vuelvo al despacho.

—Déjalo en el canal en el que yo lo tenía y llama para que por lo menos la bebida nos la tomemos hoy, porque a este paso… —me tengo que tranquilizar y cambiar de estrategia. No es cuestión de estar a punto de abandonar hijos y marido para dar con un amante que representa la  misma  vida que he abandonado. Los primeros meses me llenaba de caricias y de ramos de rosas pero últimamente… —. Mientras lo haces, voy al baño —¿qué estará mirando ahora, la tele o a mi culo? Siempre dijo que le encantaba verme en tanga. Nada, porque está pidiendo… ¡Bueno!… Una botella de cava… y bombones… Haré como que no lo he oído.

—No tardes, lo subirán en unos minutos, me han dicho. —si con la botellita y el dulce no se anima, yo no sé qué hacer. Antes, sin dejar de besarnos, llegábamos a la cama a medio desvestir nada más entrar. Ahora parece que necesitemos un empujón… ¡con los buenos polvos que siempre hemos echado! pero esa manía suya de en cuanto llega poner la tele… Está a solo a unos juegos de ganarlo, este Rafa es único.

—No he tardado tanto ¿verdad? ya estoy de vuelta —… es cierto que algo de tiempo me he tomado, no al desnudarme del todo pero sí con el masajito y el aceite corporal —.¿Te gusto así? —…¿En qué peli la actriz hacia esto mismo de levantar los brazos y sacar hacia el lado contrario la cadera? ¿Marilyn?… Al menos, conmigo delante de la tele, no me quita ojo.. Me voy abalanzar sobre Luis y no lo voy a dejar ni respirar…

—¿Tú qué piensas? Como para no gustarme. Ven aquí y te lo demuestro —esto se anima… El partido Rafa lo tiene ganado… Ya siento cosquilleo… ¡Vaya revés!… Y este calor interior…—. Amor mío… sigue así —sí que empieza fuerte, más que nunca. Era siempre mi boca la primera en comenzar pero hoy es la de ella quien lo hace y sin dejar de mirarme a los ojos.

—Rápido o lento, ¿cómo lo quiere el señor? —si ya me lo decían, nada mejor que tomar la iniciativa, a pesar de haber tenido antes que ayudarme algo en el baño. Espero que tal como se está poniendo, mi turno no tarde en llegar porque la tertulia con el debate viene a continuación.

—Amor, sigue así, no pares —menos mal que no mira a la pantalla, además, el partido está a punto de acabar… mis rivales catódicos no son tan poderosos… Ahora ya nada nos detendrá…—. ¡Qué delicia! —no, noooo, ahora no. Vaya momento para llamar a la puerta —Carmen, espera, me pongo el albornoz y abro. Será un segundo.

—Vale, dame tiempo a que me tape con la sábana —¿por qué habrá pedido la bebida? Hoy lo sentía como nunca. Nadie se va pensar que estemos viendo el tenis. Lo cambiaré y… ¡pero bueno! La pedorra de Belén en el debate, ¡qué jeta tiene! Con lo que cobran yo también confesaría que Luis es mi amante.

—¡Carmen! ¿Carmen? Que ya se ha ido el camarero hace rato y ni viste lo que pedí —¡ya sabía yo que pasaría esto!

—Sí, gracias, mi amor, abre el cava y dame un bombón. En cuanto oiga las mentiras de esta impresentable, continuamos.


( incluido en el libro de relatos: Hojas Incendiarias.)

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