Día 1
Después de observarla durante muchas estaciones, la gigantesca nave alienígena se estrelló en el lugar y la hora que habíamos previsto por el comité de científicos. Nuestra embarcación, la mayor de toda la flota, la rescató del agua antes de hundirse. La hemos ubicado en la parte central acondicionada especialmente para acogerla. Una zona en la que estará aislada por completo hasta estar seguros de que no porta amenazas para nuestra civilización.
De momento, no se percibe actividad en ella. En el exterior hay signos y símbolos que no entendemos. Las imágenes han sido enviadas a expertos en comunicación y símbolos a fin de ser estudiadas. Mientras tanto, regresamos a la base en un viaje que nos llevará cuatro días.
Día 2
La nave permanece sin actividad. Algunos expertos creen que no hay vida dentro y que estaría tripulada a distancia o pre-programada. Para descartar totalmente esa opción, estamos esperando el resultado de la exploración realizada con la técnica de impulsos de choque, lo que nos facilitará componer una imagen multidimensional de su interior. El análisis de los materiales externos ha sido frustrante, nos ha revelado que se trata de una zona bastante gruesa formada por varios minerales cuya mezcla y naturaleza no se corresponde con ninguno conocido. Debe ser muy resistente pues no se ha desintegrado al penetrar por las distintas capas que rodean nuestra superficie.
Día 3
Dentro del comité no hay acuerdo. Cuando hemos visto las imágenes del interior se observan dos enormes objetos que bien pudieran pertenecer a seres de otro planeta. Por su forma y posición no se asemejan a las nuestras ni a nada que pudiéramos imaginar. Se va a efectuar un nuevo estudio para saber si esos supuestos organismos contienen fluidos o presentan alguna actividad interna. En estos momentos hay un debate entre los que pensamos que están recubiertos de alguna especie de protección, que hace también las veces de vehículo para cortos trayectos y, por lo tanto, lo que nos muestran las imágenes no sería su forma real, y los que opinan que el conjunto completo son máquinas encargadas de dirigir la nave, tal vez portadoras de algún mensaje. Dos jornadas más y podremos estudiarlos con detenimiento en nuestra base.
Día 4
Los últimos informes sobre actividad de proceso son concluyentes. Pudiera haber vida en el interior de esas protecciones aunque de unas dimensiones grandísimas, casi quince veces y media uno de nosotros. A pesar de que su recubrimiento esté compuesto por materiales sintéticos y aislantes, se han detectado pequeños movimientos en la parte más interna. Sin duda, los verdaderos alienígenas deben encontrarse dentro de esa especie de escudo.
Por otro lado, los analistas de los símbolos exteriores han enviado hoy su dossier preliminar. Opinan que los grabados bien pudieran corresponderse con el lenguaje que ellos utilizan, un saludo tal vez, y que el dibujo horizontal alternando listones como si fueran de fuego (seis barras) y de nieve (siete barras), junto lo que parece una constelación de estrellas en el costado superior de ese símbolo, indicarían de donde provienen y los sucesivos astros que han atravesado en su viaje. En compañía de expertos en otros sistemas planetarios, se están tratando de identificar cuales pueden ser. Es chocante que en número sean cinco veces diez y que todas tengan el mismo tamaño.
Aun con estas buenas noticias, nos preocupa que los seres de dentro de la nave permanezcan sin actividad alguna.
Día 5
Se han decidido extremar todas las medidas de seguridad durante el traslado hasta la zona aislada de la base. Ningún informe ha descubierto elementos peligrosos para nuestra vida, pero las extrañas formas de esos seres han recomendado ser prudentes y evitar el contacto directo con ellos. Por medio de poleas hemos llevado la nave hasta un lugar apartado donde seguirán siendo estudiados. Debajo de esa zona se ha construido un enclave subterráneo. Allí, los analistas y observadores del comité dispondremos de todos los registros de lo que ocurre dentro y fuera del vehículo espacial.
Todavía no sabemos cómo entrar a la zona de la nave donde ellos se encuentran; se deberá optar entre forzarla desde afuera con alguna explosión que no les dañe o por seguir buscando si hay algún mecanismo que facilite la entrada y la salida. Dada la altura de los tripulantes, suponemos que el acceso debería ser enorme, aunque para cualquiera de nosotros sería sencillo introducirnos por alguna rendija que practicáramos. Voluntarios a hacerlo no faltarían.
(Continuará)
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