Te di mi verdad entre caricias,

disuelta en alegrías, 

y un poco de malicia.

Te entregué la risa y el sosiego 

conjugando los te quiero

al tocar juntos el cielo.  

Pero también confieso

que te llené los ojos de mentiras,

camuflaje de mis huidas,

alta traición con nuestra vida.

Que te olvidé en brazos ajenos 

perdiéndome en el fuego

de cualquier infierno.

 

Ahora, aquí me encuentro, 

frente a tu espejo 

atrapado y sin salida,

herido por estas sevicias,

que las estrellas nos dieron.

Desnudo ante ti aparezco

sin el brillo de tu reflejo

sangrando en noches sufridas,

entre la culpa que me asfixia 

y este guiño del desespero.


Fuga de latidos (XII)

Photo by Carlos_Citalan