Despierto, sé que preferiría no hacerlo. La depresión, ese perro negro me persigue desde la muerte del abuelo. Él tenía toda la sabiduría que me falta. Día tras día, en sus últimos meses, me dio cápsulas de ella. Hoy con su partida entiendo lo que es añorar y sentir nostalgia.

Unos golpes insistentes suenan en mi puerta. Voy –grito desganada-. Me asomo. -Llegarás tarde a la escuela– dice mi madre mientras se aleja.
Vuelvo a la recámara, prefiero no bañarme. Me visto con lo que encuentro, no reparo en mi aspecto, sólo quiero huir. Tomo la bolsa que se encuentra en el perchero, la misma del funeral.
Al salir de mi habitación, casi tropiezo con una caja de cartón que me corta el paso y que tiene rotulado mi nombre con la hermosa letra del abuelo. La tomo y regreso con prisa a mi recámara cerrando la puerta. Nuevos golpes resuenan en ésta. Disgustada me levanto y abro, con deseos de gritarle a mi madre unas cuantas cosas, ella ya se está retirando.
En el piso una taza de chocolate humeante y aromático me espera, vuelvo a recordarlo a él al verla. La tomo y sorbo, el calor de la bebida me recuerda sus abrazos. Mi madre se vuelve brevemente, al ver lo que hago sonríe.
Abro la caja que contiene libros, una nota y varios sobres numerados. En el mensaje me explica que debo abrirlos en orden ascendente, que una vez que comprenda el contenido del primero, entonces y solo entonces, puedo abrir el siguiente. También me indica que los libros son su legado, los abrazó, al hacerlo siento su ternura.

Las manos me tiemblan cuando comienzo a leer la primer misiva:
“Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?” Las palabras de Confucio -su autor favorito- suenan en mi cabeza.
No me sorprende darme cuenta de lo bien que me conocía y que él esperaba mi abatimiento. Entonces sonrío, ¿cómo pude querer morir y olvidar sus enseñanzas?
Respiro profundo, debo seguir por mí, por él. Ambos lo merecemos. Siento su presencia a mi lado, jamás estaré sola. En el segundo sobre leo: “Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla”.
Me doy cuenta que para entenderla me falta madurar y tiempo para ello. Me lleno de esperanza, estoy ansiosa por leer el siguiente sobre en algunos años.