El taxi frena chirriando llantas, lo que hace que las personas que se encuentran en la avenida volteen curiosos hacia el automóvil, de éste bajan tres mujeres jóvenes de no más de veinte años, a esta edad no hay mujer fea, ellas lo saben y acentúan su presencia vistiendo minifaldas y blusas con grandes escotes, muy entalladas y de colores llamativos.
Para estilizar su figura, tratando de dar una apariencia más larga a sus piernas, el trío lleva zapatos de altos tacones y grandes plataformas. Comienzan a caminar, tratan de apurar el paso ya que en la calle se encuentran varios trabajadores de la construcción que al verlas les chiflan y pronuncian palabras soeces; las chicas en actitud protectora se toman de los brazos y compactan su grupo, lo que hace que los obreros aumenten el volumen de su rechifla.
Las piernas de las chicas tiemblan sobre los tacones, lo que propicia tropiezos y trastabilleos; gracias a que caminan con los brazos enlazados se mantienen en pie, los minutos que tardan en recorrer la avenida hacia el local en el que se realiza un evento de la automotriz BMW, a la que por suerte han sido invitadas, se les hace eternos.
Unos metros antes de llegar a la entrada, el ambiente cambia, hombres y mujeres de distintas edades y con posición económica desahogada entran y salen del salón de fiestas, los cadeneros y guardias vigilan, expectantes de cualquier disturbio.
Las chicas detienen su andar, se sueltan y revisan cuidadosamente su aspecto, retocan su maquillaje, éste debe ser atractivo pero discreto, después de mirarse en sus respectivos espejos evaluándose, como si se hubiesen puesto de acuerdo se hacen cada una un guiño aprobador. Están listas, respiran hondo y con la mejor sonrisa como tarjeta de presentación, solicitan se les permita la entrada. El encargado principal de ésta, las recorre con la mirada de arriba a abajo, las admira y piensa en silencio: Más carne para los lobos. Mientras les da acceso al evento.
Ya dentro del local, ellas quedan admiradas, el buen gusto permea todo el ambiente, la presentación de los nuevos modelos de automóviles se realiza a todo lujo, los asistentes al evento, salvo excepciones como ellas exudan poder y dinero. Hay algunos hombres jóvenes que en su mayoría van acompañados por un corrillo de jóvenes mujeres que fluctúan entre los 18 y 25 años. Los hombres maduros, degustan bebidas de todo tipo y se pasean solitarios alrededor de los autos. Ellas se miran a los ojos y con un gesto de complicidad se alejan en distintos rumbos con andar felino, si alguien pudiera escuchar su respiración distinguiría un leve ronroneo. Este es su momento: la caza ha comenzado.