Hay una canción en el vacío, que arde de extrañarte,
duele más que el frío, que se empeña en abrazarme,
la replican mis latidos que se crecen en la tarde.
Y habla del olvido que arrancaste de mi carne.

Tus besos y tus labios, me saben más que nadie.
y llenan el vacío, que se colma con nombrarte.
Sabe a letanías, cuando bailas con el aire.
Y mi verso en agonía, renace sin alardes.

Y te nombra mi sueño que vive de soñarte,
agita las alas, alza el vuelo, baila tu baile.
Su verso, sin miedo, requiere poblarte.

Los besos en celo que siguen su viaje,
la mojan y cubren de estrellas fugaces.
Y mi sexo acopla a la horma de tu talle.