En la infinita dimensión del vacío
Te busco
Ante la incomprensible invasión de la nada
Te solicito
Cuando irremediable se afinca la ausencia
Te pienso
En la dolorosa espera del porvenir
Te grito
Sobre la angustia densa de lo desconocido
Te reclamo
Y en la apacible concepción de saberte
Te aprendo
En la cálida liturgia de la palabra
Te nombro
Con el sosegado concierto del alba
Te sueño
Sin la grave razón de entenderte
Te pretendo
En la eterna búsqueda de tu aliento
Te respiro
Ante el feroz asomo de esta soledad
Te requiero
Sobre todo lo impostergable
Te deseo
En la humildad del exhorto preciso
Te necesito
Sin quebrantos, atenuantes y sin remedio
Te quiero
Sin que sospeches que es para ti este verso.