Desde que el génesis en ciernes era un caos mudo
Desde que el estallido de un volcán rijoso parió vida
Desde que los mares y selvas poblaron la esperanza
Desde que los cenzontles anunciaron alas y música
Desde que el silencio dupla de lo sabio acentúa su acento
Desde que el corazón y sus neuronas dejan testimonio
Desde que el cerebro late como campana cuando te piensa
Desde que tus pasos anuncian bienaventuranzas
Desde que el eco sin padre vaga por lo eterno
Desde que la lluvia orgullosa venció al polvo
Desde que el viento contaba los secretos de las hojas
Desde que la memoria colecciona atardeceres rojos
Desde que unas manos sabias delineaban tus accidentes
Y unos pechos ansiosos y decididos deseaban tocar la luna,
el insomnio de la palabra ya soñaba con la poesía.