Al grito del alba que afinca sus certezas
nace el año que se anuncia con crudeza.
Los pájaros sabios que saben de vuelos
cantan al ayer que se fue con su tristeza.
El frío que duele, y sus soplos de miseria
requiere libros, pan y besos; de consuelo.

Necesita tinta la pluma, para la belleza
el cielo parco que llora con clemencia
añora los tiempos que traen recuerdos.

Se agita en las nubes un viento violento
mengua la luna sin sostén ni aposento
arde la locura en la voz de los cuerdos.

Llora la luz un mustio remedo de versos
entre páginas tristes buscando sosiego
que quieren cantar alejados del miedo.

Se invoca a la vida entre tanto ajetreo
que aclara lo turbio buscando remedio.
Y vuelven tus versos a poblar mi sendero.

Renazco con ellos, por ellos vivo y peleo
cantan su razón a los cuatro vientos
su poesía infinita y clara, es mi derrotero.

Solidaria, inaplazable, inunda mis cuadernos
voy por sus sendas con rumbo y apegos,
trashumante que pervive fiel a su fuego.

Desando lo oscuro sin lastres ni miedo
escribo en los muros, versos que muerdo.
Y llora la luz en los crudos inviernos.