En la brecha van los solos del destino
que transitan el sendero de la anemia,
las huellas del olvido son el sino.
Y la carga del bagaje es cosa seria.

Arrieros del camino cuesta arriba,
peones de la siega y de la siembra,
estatuas saladas de sudor y saliva.
secos de ausencia, punto de quiebra.

Una loma los traspone en otro sitio
que esconde el horizonte y su belleza,
un paraje arrinconado los reduce al exilio
ocultando la orfandad de su pobreza.

Echa y echa semillas en campo ajeno,
el trigo y el pan serán para la hacienda.
Endecha de los caminos y surcos tiernos,
los sueños se resqubrajan en la molienda.

Mecha de los pabilos con hambre
que habitan el desván de las miserias.
Si el cansancio se junta con el hartazgo
los silos son bombas que lloran sangre.

Maldito modo de orillar la justicia,
cuando el solitario gestiona escombros
causa asombro su rebelión por injusticia.
Y nos duele la sangre por el morbo.

Un madrigal canta sus penas.
Y tararea su soledad el viento.
No hay verso que haga la tarea,
hace tiempo que murieron en silencio.

A oídos sordos no entran razones.
Me duele esta Endecha del solitario,
queda en deuda con el canto solidario,
porque nunca supe hacer canciones.