Ahora que tienes suficiente carga
para dispararle a tus fantasmas.
Y preguntas para las respuestas,
que tercas perviven en el alma.

En un tramo de vida sórdida
donde vaga sola la nostalgia,
la incertidumbre nos aprisiona
y nos atrapa entre sus páginas.

Equilibrista de sueños a la deriva
entretejidos sin red salvaguarda,
te acecha el vacío, y te agarras
a la certeza serena de la palabra.

No habrá fe, ni pájaro al vuelo
a quien pedirle sus alas
que te reciban antes del suelo.
Y tú, sueñas enhebrar esperanzas…

Alas blancas, aliento, confianza;
es larga tu lista de anhelos…
No hay temor, ni ruptura, ni duelo.
Y son tus certezas las que te salvan.