UNA SONRISA DE EPITAFIO

De nuevo esta manía de sembrar versos
en páginas desiertas y somnolientas,
soledades sin cura que atajan la cordura;
abrojos del insomnio que rescata mis alertas
colmadas de ecos prójimos que me pueblan.
Esta manía insufrible me dejará los huesos rasos

Otra vez esta costumbre de confiscar amaneceres
mucho antes de que el alba grite sus intenciones,
despierten los pájaros con la algarabía de su canto
y los gallos avienten la garganta hasta el último de los rincones.
Esta posesión de incomprendidos placeres y su recuento vago,
en comunión irrepetible, me dejará un canto entre los labios

Voy y vengo de tu sueño a mis ocasos
Ya no ato ni desato cascabeles a tu gato
se pueblan los tejados de maullidos y alegatos,
una musa desvelada se hace nudo con mis brazos
habrá que renovar la esperanza en su regazo.
Esta búsqueda inevitable de un verso sin rastro

Me acreciento entre tu centro y tus llanos
no te atan a una cama unos nudos mojigatos,
se colma el viento de quejidos sin resabios,
y una luna impura se aposenta en mis ocasos,
habrá que bien gastar la alevosía entre sus labios.
Esta colección impía de regocijos sin recato

Y una vez más esta pluma torva con su letargo
se empecina en hurgar al desván del horizonte,
una ventana generosa bebe sueños a tragos,
labios que se unen y llueve, mis rayos, tus montes,
un tesoro de gozos mudos y su recuento zafio.
Esta terquedad me granjeará una sonrisa de epitafio.