Shubert romántico, doliente, íntimo…
Nunca se ha escrito una música más melancólica,
más desoladamente triste,
más dulcemente sombría.
En ella hay tristeza, sí, pero nunca tragedia,
nunca resabio, nunca amargura.
Moriste joven, pero moriste muchas muertes
antes de tu muerte.
Cada composición es una exquisita agonía,
cada melodía un monumento a la aflicción,
cada compás una lágrima que comienza
a resbalar suavemente por tu mejilla
y termina cayendo por la mía
—¡casi dos siglos después!—.
Cómo explicar ese hálito de fatalidad desolada
que impregna todas tus composiciones
Y que traspasa —cual saeta intemporal—
el corazón de quienes las escuchan.
Shubert romántico, Shubert doliente, Shubert íntimo…