GRACIAS A NUESTROS PATROCINADORES
“El inspector Tontinus y la nave alienígena”, de Avelina Chinchilla
“Botas de hule”, de Arturo Ortega
“Mar de sueños azules”, por Mar Maestro.
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Buscaba horizontes con atardeceres rojos
únicos e irrepetibles, para invocar un sueño.
Una canción de estribillo corto
alentaba mis pasos y, ¡para mi azoro!
Un azul con imágenes de ensueño.
Después, un viaje a por la historia
Atenas, Olimpia, Creta, Mykonos…
Las civilizaciones antiguas, su cultura…
Grecia, las Islas del Mar Egeo.
“De Algeciras a Estambul para que pintes de azul…”
¡Por fin, el viejo Mediterráneo!
Maldigo el día y maldigo la memoria
que me traje para todos los inviernos…
Si las playas no arrastraran el dolor.
Si la luz naciera en la frente del niño
ángel que yace a la espera del abrigo,
si la luna que mengua lo acogiera en su regazo
habrían llorado todos menos yo,
testigo involuntario del infortunio.
Un suceso lastimoso en el paraíso
el tiempo duele con su testimonio,
el amor desorientado y sin concilio,
la esperanza sin valor y sin remedio.
Un sueño dilatado, empañado y turbio
se agita en la mar con sus demonios
…Y viene la marea humana del exilio.
¡Maldigo el tiempo y maldigo a Cronos!
El cielo al alba llora lágrimas brunas,
el agua estrujada por la ira de la luna
despereza tempestades con insomnios.
Y se parte la tierra con la hambruna.
Hay indignación colectiva y sordos
rescoldos en el destierro de la ignominia,
una huella de fe, proscrita desde la cuna
laguna mental en mi arrecife para olvidar la infancia
tristeza de caracolas, rabia y espumas.
El cielo al alba llora lágrimas brunas,
los albatros convocan a los tordos
hay pájaros ciegos apostados a la orilla.
Y un éxodo de cigüeñas agraviadas
vuelan sin consuelo hacia aldeas sub saharianas.
Una gaviota ronda el cielo y maldice el cuento
del sepelio umbrío bajo la luz de la luna,
el viento enconado golpea con su sino,
la playa marchita, grita y acaricia a un niño
ángel que sacude conciencias importunas.