A lo largo de la historia el hombre se ha preguntado una y otra vez, cuál es el secreto del éxito. Claramente es una pregunta sin respuesta, porque seguramente no existe una única virtud sino varias combinaciones posibles. Sin embargo, tenemos la sospecha de por dónde pueden ir los tiros. Y es que existen personas de gran talento, personas con tal magnetismo en todo lo que hacen o dicen., que es inevitable caer rendido a sus pies, y lo mejor de todo, sin preguntarte porqué. Pero nada es fruto de la casualidad.

Hoy tenemos la gran satisfacción de contaros que conocemos a una persona así, ella es Megan Maxwell, escritora de fama mundial. Reconocida por sus grandes éxitos literarios. Pero además yo quisiera añadir, que, al conocerla y hablar con ella, comprendo que el secreto de su éxito, sea ella misma. Su carácter, su forma de ser, su generosidad para con sus guerreras o guerreros como ella misma los llama.

Y es que ella es el líder de una tribu, un clan de lectores que la veneramos con pasión. Megan Maxwell posee en su persona todos los elementos necesarios para alcanzar el éxito: su simpatía traspasa el papel dónde escribe; la dedicación y la pasión por el trabajo que tenga entra manos; una labor bien trazada. Es una mujer con todas sus letras, inteligente y disciplinada en su trabajo. Amante de la música, imaginativa y soñadora. Con todas esas cualidades comprenderéis que no cabe más que rendirse ante ella.

Tenemos el gusto de presentaros la entrevista que nos ha concedido tan amablemente a los leales seguidores de Desafiosliterarios.com y a todos esos nuevos escritores que se miran en ella como ejemplo a seguir en este mundo de la escritura. Sin más que decir, os dejamos que leáis esta entrevista, dónde os enamoraréis de su irresistible sencillez.

Pero antes queríamos decirte, querida Megan, a ti y a todos nuestros lectores, que hemos compuesto cariñosamente un discurso con los títulos de algunos de tus innumerables libros:

Todos hubiéramos querido ser Eric Zimmerman para concederte un deseo y decirte que nos pidieras lo que quisieras, porque queremos dártelo ahora y siempre. Tú morena que nos miras, con esa piel de flor para flores, y decirte que nos gustaría que hubieras pasado la noche con nosotros, charlando hasta que saliera el sol y quedarnos sorprendidos por lo que nos quisieras decir. Porque solo tú sabes quién serás esta noche, y aunque no te acuerdes que un día fuimos tus melocotones locos, el día que el cielo se caiga comprobarás que también los príncipes azules desteñían y que hasta la rana más loca, habría sido capaz de enamorase de ti. Tú síguenos la corriente, ni sueñes que nos vamos a olvidar de ti. Y gracias por concedernos este deseo, y que sepas que vamos a esperarte toda la vida.

Ah y por supuesto también te esperamos en la presentación de nuestro libro que lleva por título “El año en que escribimos peligrosamente” 2º libro editado por Desafíosliterarios.com y que se presentará en Madrid en unas semanas. Gracias.

—Megan, defínete si te atreves.

—Me defino como una mujer normal, a la que le gusta sonreír, disfrutar de la vida y no tener problemas.

—Cuando vives una situación que plasmas en tus letras ¿Te dejas llevar por ella fuera de la mesa de trabajo, afectando tu vida personal?

—Sé diferenciar la vida real de mi trabajo. Pero si es cierto que cuando escribo sobre  situaciones complicadas o diferentes, no puedo parar de pensar en como las resolvería yo misma.

—¿Es cierto que hay que estar cachondo para escribir relatos eróticos o eso viene conforme los escribes?

—Eso es una tontería ¿Acaso para escribir un thriller de asesinatos hay que ser un asesino? Para escribir una novela un relato erótico, simplemente hay que ponerse y trabajarlo.

—¿Te documentas en la lectura, en viajes, escuchando historias de la vida real  o simplemente recoges los datos que te dicta tu fértil imaginación?

—Digamos que un poco de todo. Cualquier tipo de información a la hora de escribir sobre algo, ¡siempre es buena!

—¿Piensas que escribir requiere un mínimo de locura?

—No. Para nada. Pienso que escribir es abrir la imaginación.

—¿Te preocupa lo que pensarán tus seres queridos de las historias rocambolescas que puedes parir en tus momentos de locura creativa?

—Noooooooooo. Mi familia sabe como soy, quien soy, y no tengo porque preocuparme.

—¿Crees que crear literatura es el resultado de algún problema afectivo o de un desbarajuste genético?

—Jajajaja… Noooooooo ¿Pero qué tontería es esa?

—No me mientas, sé que te enamoras perdidamente de algún que otro personaje y le haces sufrir porque no te hace caso y sigue la trama en que lo has  metido.

—Por supuesto que en alguna ocasión algún personaje te enamora. Piensa que soy escritora de novela romántica y lo que quiero es que quien lea mis historias, se enamore de los personajes. Y para ello, la primera que se tiene que enamorar de ellos ¡soy yo!

—¿Qué es exactamente lo que te hizo querer comunicarte escribiendo?

—Siempre he sido lectora, y cuando acababa los libros, pensaba;… si yo lo hubiera escrito haría esto o aquello. El pensar así, creo que fue lo que hizo que yo escribiera ese libro, para darle el final que yo quería.

—¿Eres metódica o te dejas llevar a la hora de escribir?

—Me dejo llevar. Cuando comienzo una novela, tengo una idea, pero según la escribo, los  personajes son los que me guían el camino, y termino haciendo lo que ellos quieren.

—¿Tienes algún tabú o algo sobre lo que jamás escribirías?

Creo que nunca escribiría sobre sexo no consentido.

—¿Qué es lo qué menos te gusta del mundo del escritor?

—En ocasiones, la lentitud para muchas cosas.

—¿Cuál es la razón que te llevó a mostrar tus escritos? Dime un libro, un personaje y un autor que formen parte importante de tu vida.

—La razón fue porque mi familia y amigos me animaron.

Libro te diré, El rescate de la autora Julie Garwood.

Personaje, Brodick Buchanan (del que me enamoré)

Autor. Julie Garwood

—De pequeño soñabas con ser…

—Enfermera. Princesa. Guerrera.

—Dime un lugar del mundo donde te gustaría escaparte y encerrarte a  escribir.

—Fuerteventura.  Adoro esa isla.

—¿Tienes algún truco para burlar el mal de la pagina en blanco?

—Tengo mi cuaderno de ideas y cuando ese mal me llega, lo agarro, lo comienzo a mirar y rápidamente me desbloqueo.

—¿Cuál es el trabajo del que te sientes más orgulloso?

—Todos son maravillosos y especiales para mi, pero si he de elegir uno te diré el libro que le escribí a mi madre con un final de película que se llama: Hola, ¿te acuerdas de mi?

—¿Qué novela famosa te hubiese gustado escribir tú y no su autor?

La sombra del viento. Me pareció preciosa cuando la leí.

—¿Tienes algún objeto fetiche o talismán en tu mesa de escribir? hazle una foto.

—No. No tengo ningún objeto fetiche. Lo que tengo son muchos papeles y post it.

—¿Sigues algún ritual antes de ponerte a escribir?

—Saco a mis perros a pasear, después repaso lo escrito el día anterior y después me pongo a escribir.

—¿Qué personaje de novela te gustaría haber conocido en persona y llevártelo a cenar?

—Brodick Buchanan, sin duda (jajaja)

—¿Crees que todo escritor es un enfermo de vanidad, o de soledad?

—Lo de enfermo no me gusta. Digamos que desde mi punto de vista, todo escrito es una persona a la que le gusta soñar.

—¿Qué prefieres? ¿Ser un escritor que tenga un importante éxito póstumo o ganar hoy el dinero con libros bestseller tipo Kleen-ex?

—Sinceramente, prefiero ser yo mismo el que disfrute de mi trabajo y mi éxito.

—¿Te pertenecen todas las frases que has escrito o sientes que has copiado un poco alguna vez?

—Intento buscar mi propio camino, pero no puedo obviar que en ocasiones cosas que oigo o veo me vienen bien.

—¿Te gusta el momento literario actual? ¿Por qué?

—Sí me gusta, porque lo vivo y disfruto.

—¿Qué relación crees que hay entre sexo y creatividad?

—Ninguna. Es como comparar un huevo con una castaña.

—¿Cómo lleva la gente de tu entorno, la que te conoce bien, tu faceta de escritor?

—La lleva bien y está feliz por mi, porque hago algo que me gusta y disfruto con ello.

—¿Qué tratas de esconder de ti mientras escribes?

—En ocasiones, la tristeza, en ocasiones la alegría. Todo depende del día.