La fotosíntesis artificial revirtió los altísimos niveles de CO2. El oxígeno sobrepasaba lo recomendado. La gente usaba máscaras para no morir de hiperoxia. El aire era muy inflamable y peligroso, tanto así, que un día la guardia nacional arrestó a un fumador que destruyó media ciudad al encender un cigarro.
Hiperoxia

¡Ciencia ficción a full! ¡Muy bueno!
Ojalá tomemos conciencia que estamos envenenando el planeta.