Año 1960
Desde chica la miraba e imaginaba, aunque todos me dijeran que era imposible, la vida en su superficie y a sus habitantes. Semanas atrás comenzó a verse cada vez más cerca. De pronto, un día recibimos varios mensajes que decían: «La tripulación de la nave Viajero los saluda, en pocos días aterrizaremos en su planeta»
Nadie comprendía de dónde llegaba el mensaje, ya que no se veía ninguna nave por los alrededores.
Al investigar las coordenadas desde las cuales venía el mensaje, todos los países coincidieron que venía de nuestro viejo y querido satélite.
«¿Cómo podía ser?»
De inmediato nuestros gobiernos se pusieron en contacto con la nave. Nos dijeron que hacía millones de años habían quedado atrapados por la fuerza de gravedad de nuestro planeta.
Nos contaron que vivían en el interior de lo que nosotros llamamos Luna y que nos han observado a lo largo de nuestra historia.
Han logrado, luego de innumerables intentos, superar la fuerza que nos mantuvo unidos a ella, durante tanto tiempo. Dicen que su ausencia como “satélite” no nos afectará en nada; que nuestros científicos siempre han estado equivocados con respecto a la relación que hay entre ambos.
“Quizás puedan perder La Luna, pero a cambio ganarán un montón de amigos”. Fin de la transmisión.

Claudia Baralla