Te fuiste un Octubre, acunada en las olas.
El helado mar fue tu póstumo amante.
Tu tristeza se esfumó en las aguas… esas aguas grises.
¿Acaso temblaste de frío, de miedo,
cuando tu vestido te asfixió de golpe como una mortaja?
¿Tus brazos lucharon, apartando el agua, algo arrepentida?
Tu pequeña boca ya olvidó sus besos. Esos besos dulces.
Un solo gemido sale de tus labios, apenas audible, sólo el mar lo oye.
Tus manos escriben poemas salados, débiles gaviotas en la blanca espuma.
Adiós Alfonsina, tu vida se apaga.
Cuando te imagino caminando erguida, tus puños cerrados, tu mirada fija.
¿A él recordabas?