Fue tu voz el trueno,

La rotura de noches tristes,

La llama de un cáliz azul.

 

Quisiera saber cómo ves

Y como sientes este calor,

Que sube imparable,

Y se coloca en el corazón.

 

Un escenario sin telón,

Donde la obra sigue

Y tú y yo bailamos.

 

Son esas palabritas dulces,

Como diálogos de película,

Como si hubiéramos nacido para ello.

Dicen que el amor no se explica,

Pero todos escriben sobre él.

Será que él eres tú,

Y mi poesía te persigue.

Quizás por fin creció muérdago

Bajo mis ojos y los tuyos.

 

Y no dudo en sonreír,

Bajo el rayo de luz que desprenden sus gotas,

Como lágrimas de primavera que juegan

Ante el incesante beso que las abrasa.

 

Y sé cómo te llamas,

No por recordarlo,

No por hablarte.

Sé tu nombre porque ya habita aquí,

Como cuando sabes que es abril,

Y lo notas en la piel.

 

Es la necesidad de trazar nuevos mapas.

El frío quedó sepultado y mis brazos te abrazan.

Si es pronto, lo ignoro.

El tiempo da tregua en esta guerra,

Donde ambos ganamos, y solo sangra el sol a lo lejos.

 

Sonríes mientras señalas con tus manos

A la negrura de la noche.

Y me enseñas y te muestro

Cada recoveco de mi estómago.

 

Paras en mi ombligo y dibujas lazos a tu paso.

Con miedo a herirme,

Por si fuera real.

 

Mi corazón era mío,

El tuyo volaba libre en ti.

Hoy los siento a ambos dentro,

Sin necesidad de nada más.

¿Fue puro algún día antes de ti?

 

Te encontré cuando dejé de buscarme,

Cuando alcé el vuelo sin pensar.

En lo alto descubrí tu isla,

Allí donde lees, te tocas el pelo

Y sonríes para siempre.

 

Que la belleza de las cosas se escapa a los ojos,

Y se posa en tus manos,

En el vestido que me coses al dormir

Y en las mías cuando te beso sin temor.

 

Si te pido que te quedes,

Es para quererte como el agua al cielo,

Que comparten color y luz,

Enfados y calma.

 

No hay prisa, créeme.

La brisa hoy corre diferente.

Nunca vi luciérnagas,

Pero tú lo iluminas todo a tu paso.

Y me veo a mí,

Recorriendo  caminos que no conocía,

Pero que siguen hacia arriba,

Arriba, arriba…

Y más aún.

 

La ciudad deja de serlo,

Todo abandona lo que estaba siendo.

Nadie cree en el amor,

Pero todos escribimos sobre él.

 

No será, que quizás, solo quizás,

Muy probablemente, sea algo más de lo esperado.

Imposible de imaginar,

Y que solo al verlo al fondo de la calle,

Entiendes que sí,

Que existe y está ahí, saludando con la mano,

Tocándose el pelo,

Y diciendo: ven.

Amor, eres tú.