Sea como el alma quiera.
Que entre estos vientos
y aquellas mañanas
amanecen las noches de mis desvelos.
Me embriago de risas huecas,
de murmullos lejanos y de certezas efímeras.
Siento el año nuevo y al viejo santo
al amo roto y al siervo loco.
Y en esta mesa de oscura madera
el ternero llora por el cordero
y el cordero sangra por cada espanto,
y entre vinos y copas rotas
cada lágrima queda lastimada.
No viertas tu sangre
entre el barro de los zarzales,
ni entre la espera de lo imposible,
no ancles tu entraña
en la premura de tu prisa.
Solo respira tu vida
pues no es de aquí a mañana
ni tras el ocaso de tu sombra,
no es entre fuego y agua
ni en las nubes de los cielos,
no es en el fondo de este cuenco
ni en la caverna del olvido,
es ahora como la luz que baña,
como la piel que te viste
es como el aire que respiras,
como tu eterna mirada
es ahora como el sueño de estos ojos.
No pienses, pero no dejes de sentir,
no vivas sin vivir esa rosa
no mueras sin morir en cada risa
no ames sin ser su calma
no ganes tu ansia ni pierdas las ganas
porque eres una mañana
que emana de cada noche.

Fran Rubio Varela ©Enero 2019.