Quiero ser la brisa matutina que despeina tus cabellos
y te susurra al oído palabras de pasión.
Quiero ser la garúa vespertina que te besa los hombros
y se desliza por tu espalda.

Quiero ser el deseo nocturno que no te deja dormir
y hace que deslices tu mano inquieta bajo las sábanas
buscando tu sexo turgente y febril
para apaciguar esas ansias que cosquillean en tu vientre.

Quiero ser los jadeos del placer que te estremece
y el mordisco que te das en los labios cuando te satisfaces.
Finalmente quiero ser la sonrisa que se dibuja en tu rostro
y la serena calma que embarga tu pecho cuando duermes.