Salí de ella como un espárrago chupado
como el carozo de un durazno pulposo
como la cáscara de una papa
como una mata de paja brava
tras seis meses de sequía.
Salí de ella queriendo estar dentro
deseando escribir más orgasmos
con mi falo sin tinta
con mis dedos acalambrados
con mi lengua atorada.
Salí de ella como una vela hinchada
por sus gemidos
y sus terremotos pélvicos,
como una vela desgarrada
por sus uñas tatuadoras.
Salí de ella con olor a pasto,
pegajoso
sudado
demacrado
y agitado.
Salí de ella sin dejar una huella
una marca
un recuerdo.
Salí de ella
como si no hubiera estado.