Se van a imprimir por primera vez los famosos papiros en una edición facsímil.

Una editorial española, CM Editores, anunció que presentará en primicia mundial la primera y única edición de El libro de los Muertos, el papiro más conocido y quizá el más importante del antiguo Egipto.

El Papiro de Ani era un tratado fundamental para los egipcios ya que contenía un compendio de pautas, conjuros, oraciones, fórmulas mágicas y recitaciones que los egipcios, una vez fallecidos, debían seguir hasta presentarse en el juicio de Osiris, el Dios egipcio de la resurrección, vegetación y agricultura.

Se cuenta que rodeado de 42 jueces, se dirimía la pureza de su alma, lo que le garantizaría o no, el paso a la vida eterna. Más allá de su valor económico, pues un rollo de papiro podía suponer la mitad de la paga anual de un campesino, El Libro de los Muertos era crucial para garantizar la futura resurrección del difunto. Su escritura jeroglífica, realizada por tres escribas data del año 1250 a.C aproximadamente.

Según informa el diario  El economista, para elaborar los 999 ejemplares de esta primera edición facsímil, limitada y bajo notario, de uno de los libros de referencia en la Historia, y no sólo entre los egiptólogos, han sido necesarios cuatro años de trabajo especializado y varios viajes al corazón del Museo Británico de Londres, donde está custodiado dicho papiro, bajo estrictas medidas de seguridad.

La edición promete ser fiel testigo del papiro original, pero tendrá ingredientes extras. Por ejemplo, incluye la traducción completa de los jeroglíficos y cuenta con la participación en la edición de Zahi Hawass, antiguo ministro de antigüedades de Egipto y el egiptólogo con mejor reputación de la actualidad. Además, el periodista y también egiptólogo participó en los comentarios del facsímil.

Con Signatura EA 10470, el British Museum custodia desde 1888 esta obra que ilustra la historia de Egipto y la manera de pensar, el conjunto de creencias y la vida cotidiana de una cultura que tanto influyó en los judíos, griegos, romanos y finalmente en la Europa cris­tiana.

Fuente: El economista