Voy borracho, en la fiesta de Halloween de mi empresa he bebido un poco de más, por lo que dejo el coche en el garaje y me dirijo andando a mi casa.
Tengo que cruzar un callejón tenebroso y oscuro, es sólamente para valientes, pero en mi estado me atrevo a cualquier cosa.
Nada más entrar, siento que las piernas me pesan medio kilo y de mis tobillos salen dos serpientes de pitón que intentan ahogarme. De repente se comen entre ellas y mi cuerpo queda cubierto con su piel, pero puedo seguir andando.
Tras recorrer unos metros, me siento frente una puerta con el número 6.
Se abre y salen un par de vampiros que me elevan sobre el suelo y tras morderme el cuello, me estampan contra el suelo reventándome las tripas, me las vuelvo a meter como puedo y camino otros pocos metros.
Hay otra puerta con otro seis y sale un hombre lobo, echo a correr, pero es inútil, me alcanza y empieza a devorarme comiéndome la mitad de la pierna izquierda, pero aún así continuo adelante dejando un rastro de sangre tras de mí.
Frente a mí, aparece el demonio y me lleva al infierno, donde unas pequeñas criaturas me empiezan a morder y quemar mi piel, notando como arde.
Aún con todo, conseguí escapar arrastrándome y con la piel incandescente llego hasta otra puerta con el número seis. Esta vez la traspaso y me tumbo en un colchón que está lleno de gusanos, pero me da igual, pues estoy muy cansado.
Los insectos suben por mi cuerpo y entran por mis heridas, engulléndome por dentro, mientras experimento que la vida se me va con ellos.
Prácticamente en los huesos, consigo arrastrarme hasta la puerta y salir, donde me están esperando unos zombies que me empiezan a zampar.
Ésta ha sido mi última noche de muertos y me reuno con mis seres queridos, que huyen de mí, pues no me reconocen, pues soy un saco de vísceras andante.
De repente, veo como mi alma entra en mi cuerpo y me despierto sobresaltado.
Parece que todo ha sido un mal sueño fruto del alcohol y de la falta de sueño.
Al rato, mi cuerpo llamea convirtiéndome en cenizas que esparce el viento dejando para siempre de existir.

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Soñadora.
Sonia Crespo 2018®.

RETO VIAJANDO LA NOCHE DE TODOS LOS SANTOS