La lluvia conspira con los grillos,

un tren parte el horizonte roto,

una sirena aúlla entre los lobos,

Bardos taciturnos cantan al olvido.

Se agolpan los ladridos en desvelo,

se confunde el canto de los tordos,

un jilguero delira entre los sordos,

hay luto en los funerales del celo.

Hay poesía en la quietud de tu respiro,

tu piel tiembla en el delirio de mis manos,

los sueños se arrebujan en los libros.

El mundo late a fuerza de insomnios,

la noche llora de dolor entre rayos.

Y un verso despabila mis demonios.