NAVIDAD.

Recuperé el belén de mi madrina,
cargado de añoranza por los años;
de alegría, tristeza y desengaños,
viejo, desperdigado en la hornacina.

José tiene la mano en su cayado
y descansa apoyándolo en el suelo.
María complaciente mira al cielo,
sonriente, con su rostro iluminado.

Buscándolo encontrarlo ya he logrado,
adentro del pesebre. ¡Pobre Niño!
Sin cabeza, su cuello seccionado.

Su cabeza a su cuerpo la he pegado.
San José me ha mirado con cariño,
y su Niño un ojito me ha guiñado.

© Gregorio Tienda Delgado.