( II )

Sólo tú, Sembradora de estrellas
nos mitigas la carga y la aligeras,
quien pudiera, ¡ay! quién pudiera,
ser viñador de tus luces y quimeras.

Recoger nubes que ruedan por la acera.
En andamios rotos, vamos sin cielo,
con las alas recogidas. Y tu vuelo,
que nos lleva alto, lejos… ¡dónde quieras!

No te pierdas en ruegos y quebrantos,
La luz, es el preludio de la sombra;
que funda y erige los milagros.

Que brille en el hastío con tu huella,
en el sueño que te crea y nombra,
sin sombra, Sembradora de estrellas.