¡¡Ummm…!! Leo esta palabra y la imaginación se me dispara a sábanas revueltas, cuerpos sudorosos y suspiros entrecortados en la habitación contigua a la mía, pero en el piso de al lado. Las paredes son de papel, pienso, cuando mis vecinos dan rienda suelta a sus pasiones y deseos. Y me sorprendo preguntándome: ¿Cómo es que no se me ha ocurrido pensar en las toallitas limpia-maquillaje de los ojos que también son humectantes? ¿O en la esponja quitamanchas de la pared…? Por cierto y dicho sea de paso, funciona estupendamente para las pintadas de los niños y rayas ocasionales, la recomiendo encarecidamente… ¿Y los parches que me ha recetado el médico para quitar toda clase de dolores…? Dice el prospecto: apósito adhesivo medicamentoso, o sea, parches humectantes analgésicos para pegar.
Pues no, me contesto a mi misma con asombro. Nada de lo dicho anteriormente me ha hecho recordar esta palabra en el momento que mis ojos han topado con ella. La he pronunciado en voz alta y su sonido me ha resultado erótico lo que me ha llevado a pensar en mis jóvenes vecinos retozando en la cama. Suena a labios húmedos resbalando sobre la piel convulsa; a finas gotas de sudor brotando bajo las caricias de sus manos; a dedos expertos bañados en el mar profundo de la emoción; y en el aire, al aroma húmedo de sal y arena inundando los sentidos, mientras la respiración se aquieta y el cuerpo recupera la calma.